Otяαs cosαs.

martes, 9 de noviembre de 2010

Ya nada queda.




Y tartamudea mi nombre mientras las gélidas cuchillas del hielo que se derritió entre nosotros
Cuartean tu cuerpo suavemente como a la más dulce y delicada figura esculpida en piel. 
Susurra en un aliento de entrañas, frío pero solo para mí, como si no hubiera otros
Y déjame sentir por última vez tu sabor a miel.
Llora si quieres, ¡grita a Dios!
Promete por él, jura por él, que nada quedó entre los dos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario