Y tartamudea mi nombre mientras las gélidas cuchillas del hielo que se derritió entre nosotros
Cuartean tu cuerpo suavemente como a la más dulce y delicada figura esculpida en piel.
Susurra en un aliento de entrañas, frío pero solo para mí, como si no hubiera otros
Y déjame sentir por última vez tu sabor a miel.
Llora si quieres, ¡grita a Dios!
Promete por él, jura por él, que nada quedó entre los dos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario